Mis gestaciones fueron empoderantes.
Esto es lo que cuento en este artículo que publicaron en septiembre en “Digital Mujeres”. Pero no siempre pensé que esto podía ser así.
Desde pequeña tenía clarísimo que la maternidad era sacrificio, que ponías en riesgo tu salud, dejabas de poder pensar en ti misma, y estabas al servicio de la pequeña o pequeñas personas que habías engendrado… Así que también tenía clarísimo que yo no iba a ser madre.
¿Cómo iba a desear todo eso? Y no entendía cómo algunas de mis amigas tenían tan claro que alguna vez ellas sí serían madres.
Durante 15 años de relación con mi marido, ambos teníamos claro que tener criaturas no era nuestro camino. Hasta que descubrimos que había otras formas de maternar y paternar, que el embarazo y parto no era una situación de riesgo sino de salud, que se puede disfrutar y crecer en el proceso de acompañar a un ser humano en desarrollo.
La seguridad en mi cuerpo y en mis capacidades que disfruté en mis embarazos me dieron otra visión de mi misma que no esperaba.
Atravesar mi segundo parto desde la conexión conmigo y con mi bebé, y la sanación del primer parto (en el que fui víctima de reiteradas violencias obstétricas), me despertó la certeza de que otro mundo es posible con experiencias de parto y nacimiento libres y cuidadas.
Llevar a cabo una maternidad a mi manera, en la que trato de escuchar y escucharme, poner coherencia en mis acciones y valores, aceptar mis limitaciones a la vez que aspirar a mejorar, y tratar de disfrutar al máximo de los pocos años que supondrá en mi vida tener cerca estos bracitos pequeños alrededor de mi cuello… me da perspectiva, una visión del presente buscando calma y del futuro con responsabilidad global.
Y nada es completamente perfecto, ni todo es maravilloso, es verdad. Aunque hoy estoy muy agradecida de haberme encontrado con esta Isa madre que soy ahora, con el recorrido que me ha traído hasta aquí, los retos, las carcajadas, los gritos y los llantos, que me devuelven verdad y me ponen los pies en el suelo, para poder sentir la tierra que piso y caminar firme.
¿Te sientes identificada con algo de lo que cuento?
* Foto de Marta Ahijado